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FERNANDO MARTÍN GODOY.

Ni sombra.

14 de febrero al 26 de junio de 2020.

14 febrero - 17 abril 2020 (ampliada hasta el 26 de junio)

Este viernes 14 de febrero inauguramos "Ni sombra", la primera individual del artista Fernando Martín Godoy en BIBLI.

FERNANDO MARTÍN GODOY
Zaragoza, 1975

Finalizados sus estudios de Bellas Artes en la Universidad Complutense de Madrid y en la School of Visual Arts de Nueva York, se incorpora al panorama expositivo a partir del año 2003, recibiendo numerosas becas y galardones, entre los que cabe destacar el JustMag, Premio Joven en 2015 o el de la Diputación Provincial de Zaragoza en 2006. Ha expuesto en la Galería Siboney, Santander, Centro Guerrero, Granada, Galería Utopía, Madrid. Entre otros. Su obra forma parte de la colección del Gobierno de Aragón, Colección Ibercaja, Zaragoza, Colección Fundación Alcort, Huesca, Museo Pablo Serrano, Zaragoza, entre otros. Actualmente reside en Londres.




MÁS TRADICIÓN, MÁS GIRAR.

Algo donde no debería haber nada.
Nada donde debería haber algo.
Mark Fisher[i]

Las escenas de Fernando Martín Godoy (Zaragoza, 1975) son duales, pertenecen a un espacio limítrofe entre el exterior y el interior, un efecto espejo que las coloca en ambos espacios. En el primero, imágenes urbanas, paisajes; en el segundo, naturalezas muertas, retratos y objetos. La obra de este artista contiene un cruce de tradiciones pictóricas en la que fondo y forma se solapan indistintamente, de manera que su trayectoria está conformada por una investigación a largo plazo sobre la pintura y sus límites, pero fuera de un sentido de desborde, más bien de descentramiento. Una especie de desalojo hacia soportes que también poseen un tratamiento visual pictórico. Esta des/focalización es el motor que le posibilita un acercamiento a las formas del mundo, a lo que él entiende como tal.

En la exposición Ni sombra, que se puede ver en Bibli (Tenerife), todas las representaciones tienen esa doble dimensión, una doble captación. Es decir, las imágenes giran, en el sentido que describe Fisher en su descripción de la obra de Daphne Du Maurier, alrededor de la influencia o atracción de objetos o entidades que no tienen en sí mismas una capacidad de acción reflexiva. Desde esta perspectiva y con un trabajo profundamente mental, el artista dota de entidad a objetos que conforman superficies apiladas, superpuestas y que participan de un juego de fondo traído a la superficie y de la misma arrastrada hacía atrás. A través de la luz y de una paleta muy sencilla en su limitación de colores, se abre paso el fondo, lo que está detrás de los cuerpos geométricos en las series Escaparate, Desastres, Tabla y Papel. Detrás (de ellas) algo gira.

Godoy se sirve de la capacidad de giro o rotación de los elementos que plasma para provocar una cierta suspicacia. Intenta generar algo emocional a partir de una primera imagen dada, que es traída a primer término mediante un punto de luz que se disemina y pierde fuerza en su despliegue por el resto de la superficie de la obra. Se trata de un juego que alumbra desde la penumbra. En el breve texto de John Berger Ser un pintor[ii] este sentido de focalidad –centralidad, podría ser también- tiene mucha importancia. Ahí escribe: todo lo que no logra dar en el centro sencillamente no existe, de manera que los puntos focales no representan una totalidad ni un centro, así no se piensa la pintura, sino que en ella se reduce la imagen de un árbol, por ejemplo, a un tamaño y una sencillez accesibles. En obras de la exposición como Desastre, Desastre II y Gran desastre, es interesante percibir esa problemática que se plantea Berger que no es una pregunta de fácil solución, y menos de una ejecución simplista y que es: ¿cómo colocar en el cuadro los objetos en el lugar que les corresponde?. Lo que se plantea Godoy es componer a través de la espacialidad –tanto en sus cuadros como en sus objetos, que no están presentes en la muestra-. Las formas se significan, son ellas mismas mediante su relación con el espacio.
El origen de los objetos representados por el artista no es lo más determinante a la hora de acercarse al trabajo, mucho de su material parte de fotografías propias y encontradas, pero resulta tentador encontrar en piezas como Gran desastre algo meta-pictórico. Se trata de una imagen que parte de fotografías del suelo del estudio de Francis Bacon. Éstas son públicas y pertenecen al imaginario de la representación del artista en su taller, pero lo significativo es la decisión de dar visibilidad a aquello que nos rodea, que está continuamente apareciendo y desapareciendo[iii]. Y esto, de alguna forma, representa la nueva producción pictórica de Fernando Martín Godoy, imágenes de interior y exterior, visibles y ausentes, de tradición y contemporaneidad, que giran desplazándose incansablemente hacia donde no debería haber nada y hacia donde debería haber algo.

Dalia de la Rosa.



[i] Fisher, Mark, Lo raro y los espeluznante, 2018, Barcelona: Alpha decay, pág. 80
[ii] Texto dentro del primer capítulo de Algunos pasos hacia una pequeña teoría de lo visible de John Berger.
[iii] Berger, John, Algunos pasos hacia una pequeña teoría de lo visible, 2009, Madrid: Ediciones Ardora, pág. 39

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