LAURA GONZÁLEZ CABRERA.
Preludio y fuga.
16 de septiembre al 2 diciembre de 2016.
El viernes 16 de septiembre inauguramos temporada con la exposición Preludio y fuga, de la artista Laura González.
Laura González nace en Las Palmas de Gran Canaria en 1976, ciudad en la que vive y trabaja. Su pintura ahonda en las posibilidades expresivas de la pintura contemporánea, haciendo uso de los lenguajes de los media. Mediante sistemas cifrados, basados en códigos matemáticos y binarios, su obra se configura como una respuesta pictórica a la masiva producción y consumo del flujo de imágenes y textos, así como a los límites de su percepción. Su gesto, que es contenido, se restringe y modera a sí mismo en cada pincelada. Mediante el recurso de la extrañeza la artista invita a pararse a ver y leer, para lograr una mirada reposada donde el color nos subyuga.
"Me recreo concentrando toda la atención sobre una superficie: una hoja de papel, una tela, un muro o un cristal. Trabajo sobre ellas durante horas con lápices, pintura, tintas, acuarelas...y así se manifiesta la corporeidad del proceso y de la obra. Entiendo la práctica del arte como lugar de encuentro con uno mismo y con los otros. A menudo el leitmotiv de mis trabajos aparece donde alguien o algo dejó un rastro que toma forma de letra, palabra, texto, música, espacio... A partir de ahí elaboro un sistema lógico, gráfico y cromático, con el que transcribo estas experiencias sensibles a datos, donde se integran cómputo y comunicación sobre una superficie capaz de mantener nuestra atención."
Ha expuesto individualmente en la Galería Nova Invaliden en Berlín, Galería Ángeles Baños en Badajoz, Galería Marta Cervera en Madrid y en el Centro Atlántico de Arte Moderno (CAAM) de Las Palmas de Gran Canaria entre otros. Ha producido pinturas murales en Las Palmas de Gran Canaria, Santa Cruz de Tenerife, A Coruña, Murcia, Madrid, Nápoles, Turín, Milán, Dakar o Beijing. En el año 2015 recibe el premio DKV al mejor artista español. Y en el año 2009 gana la medalla de oro en el concurso internacional de Barranquilla, Colombia, junto a la arquitecta Evelyn Alonso -Rohner dentro de la Bienal de Arquitectura Miami + Beach. Su obra se encuentra representada en la colección DKV, la Fundación Canaria para el Desarrollo de la Pintura de Las Palmas de Gran Canaria, el Centro Atlántico de Arte Moderno (CAAM) de Las Palmas de Gran Canaria y en colecciones particulares.
ELLA PINTA PALABRAS
Comencemos el juego. Vamos, comencemos. Se trata de averiguar quién está pintando. Le proponen a la pintora que averigüe quién está pintando. Le preguntan si es ella misma la que está pintando mientras contempla a la que ha estado pintando. No nos dice nada, solo contempla, solo mira, solo pinta. Es mejor así. Después de todo, nunca ha sabido la pintora quién pinta con ella. Deja que la masa espesa de óleo de sus pinceles sea conducida por su pulso o por su pulsión secreta. Una música interior la guía, una música escuchada en los pabellones blancos de otra isla. Quiere pintar y pinta esa música lejana, solo lleva al lienzo los compases de un preludio, y el preludio es la palabra desnuda: la vocaliza, la moldea en su cabeza, la engulle, la regurgita, la rompe en jirones en su contorsión. Es su palabra-guía. Oculta tras la alta hierba creciente de sus palabras, se deja bañar por ellas, y las pinta, y las sigue pintando y su repetición es su discontinuidad, su repetición es el calco del movimiento de sus párpados, palabra traducida en fulguración, palabra en los túneles de la magia. Ella pinta palabras para saber qué hay tras sus espesuras, para saber del misterio que oculta su masa de color, para sopesar las masas del verbo, para especiar con cúrcuma sus bordes. Ella pinta palabras y las convierte en voces que rebotan en la pared blanca del eco que vuelve a engendrarlas. Ella se mira pintando palabras y se mira mientras sueña que de su boca abierta en el sueño afloran los fragmentos inefables, la palabra-nube y su sombra luminosa. Y vuelve la música, vuelven los compases repetidos en su oficio de tinieblas. Y ella ha sido imbuida al fin por el mantra que alimenta su preludio y su fuga. Y su pintura es ahora tipografía volátil, mensaje velado, cifra, detonación sintáctica, verbo evanescente. Y no nos dice nada, no sabe finalmente quién pinta, solo contempla, solo mira, solo lee, solo pinta.
Régulo Hernández