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Concierto Javier Álvarez.
19 de diciembre de 2014, 18:00:00
Un disco, A, que físicamente no existe. Un disco, por tanto, que solo podrán escuchar quienes asistan al directo porque nunca será grabado. Un disco con dos partes y el requisito esencial para que suene: el crepúsculo. Es en ese momento, sin luz artificial, al lado de una ventana y con el sol diciendo hasta mañana cuando la música empieza a fluir. Eso es A, canciones que se desmayan con el día.
El concierto es tan privado y hogareño que a cada pausa se puede escuchar la respiración de los presentes, o cómo el cantautor desliza las hojas donde están escritas las letras de las canciones.
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